La motivación es uno de los elementos principales de
la vida de cada ser humano, es el motor que permite producir cambios favorables
y positivos frente a tareas, situaciones, trabajo, aprendizaje y aceptación del
diario vivir; es así, que en la persona adultas mayor, (tercera edad) este elemento
debe estar en niveles altos para que su acción dentro de la familia, amigos,
comunidad y sociedad sean prósperos y por consiguiente influya en su estado de
salud, funcionabilidad y autonomía.
La psicología de la vejez es un campo relativamente
nuevo y ha recibido, en las últimas décadas, un importante desarrollo en
investigaciones tanto a nivel profesional como empírico.
La denominada Psicogerontología se nutre de las
desarrolladas de la gerontología, la cual se define como un conjunto de
lecturas disciplinarias que se producen sobre la vejez como una visión
integrativa de los aspectos Biológicos, Psicológicos y Sociales.
Esta propuesta se denomina “SOPORTE EMOCIONAL”
para el adulto Mayor, Jubilados y Pensionistas la cual tiene contenidos con sus
respectivos intereses, y para su ejecución, este evento debe ser aplicado
dentro de la Geriatría, Psicología y Motivación.
En la persona Mayor la Motivación es uno de los
factores influyentes en la participación con los grupos sociales donde pueden
desempeñar roles acurde con su edad, aportando de este modo a un envejecimiento
saludable donde intervienen las diferentes dimensiones del ser humano.
En tal virtud, se puede reiterar como lo afirma Fernández
Ballesteros que: “la participación favorece las relaciones sociales con sus
semejantes no pertenecientes a la familia pero que son indispensables para
favorecer estados y niveles de bienestar físico, psicológico y calidad de vida
en el contexto que habita”.
Gracias a los avances de la medicina
y a la promoción de la salud las personas han ganado en calidad de vida
y longevidad. Por ello, cada vez se están poniendo más esfuerzos en
garantizar una vida enérgica, equilibrada y saludable para las personas
mayores. Cuidar el bienestar emocional será uno de los pilares de una
vida adulta saludable.
La salud es un estado de completo
bienestar físico, mental y social. En la vejez en particular,
los estados emocionales se convierten en el motivo más importante para mantener
la satisfacción con la vida. Ser mayor supone tener una perspectiva de
la vida plena: la perspectiva que te aporta la riqueza de la experiencia.
¿Qué es el bienestar
emocional?
Según la Organización Mundial
de la Salud (OMS), el bienestar emocional es un “estado de ánimo en el cual la persona se da
cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la
vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una
contribución a la comunidad”. En una visión más amplia, también
hablaremos de bienestar emocional en relación a la capacidad de
adaptación a los cambios, la flexibilidad para aprender cosas nuevas, así como
tener sentido del humor, conjuntamente con un estilo de vida saludable y activo.
¿Qué puedo hacer para
mejorar mi bienestar emocional?
Por este motivo, en una primera
visión de los elementos que conforman el equilibrio emocional en las personas
mayores, debemos hablar de la importancia de disponer de objetivos que
aporten significado a nuestra existencia y una relación de correspondencia con
el entorno social, con los demás.
Para lograr el bienestar emocional
deseado en la Tercera Edad es elemental llevar un estilo de vida
activo, el cual implica mucho más que realizar actividad física o realizar las
tareas del hogar. Incluye también participar en la sociedad, ya sea en las
relaciones con otras personas, en los eventos sociales y culturales de nuestra
comunidad, en la práctica religiosa o espiritual, o en los temas cívicos que
nos interesen.
Este momento del ciclo puede
convertirse en una oportunidad para hacer todas aquellas cosas arrinconadas por
el trabajo en años anteriores: la atención a los hijos o el cuidado de
familiares, entre otros. Envejecer activamente implica participar y
encontrar un significado a lo que hacemos. En esta etapa de la vida
hay muchos aspectos positivos, como la serenidad de juicio, la madurez y la
experiencia. Sin embargo, desde el fin de la madurez, el individuo vive
un periodo que en muchos casos está ligado al sentimiento de pérdida: pérdidas
de seres queridos, pérdida de capacidades mentales y físicas, pérdida de
responsabilidades o de relevancia para los demás. Asimismo ha de
enfrentarse a cambios psicosociales importantes ligados a la jubilación,
la cual requiere ajustes económicos y sociales. Por tanto, más que nunca se
necesitará una actitud optimista y activa ante la vida que
emane desde el interior.
La importancia de la
actitud. Plantéate objetivos y relaciónate socialmente.
Las personas mayores tienen el
difícil papel de ser ellas mismas las responsables de adoptar una
actitud positiva, dar un significado positivo a la vida y convivir con las
dificultades propias de la edad. Mantener un contacto vital con el
mundo que nos rodea será el primer paso para encontrar una actitud positiva y
llena de significado. Es importante no dejarse abandonar, entrar en
contacto con familiares y amigos, querer estar al tanto de las noticias y de la
actualidad, saber sobre los planes de los nietos, con quienes salen y cuáles
son sus aficiones. Cuanto más contacto tengas con la realidad que te
envuelve, más fácil te será encontrar esas razones para vivir.
Un segundo paso para dar significado
a la vida es marcándose retos y metas. Metas que no tienen que ser
grandes hazañas, pero sí objetivos que estimulen y hagan la rutina más
agradable: tener unos horarios regulares para las actividades cotidianas, salir
a dar un paseo todos los días, relacionarse con el vecindario, comer con la
familia, hacer algunas gestiones o asumir ciertas responsabilidades.
La vida te da grandes oportunidades en cualquier momento. Para todos es de
vital importancia, pero en las personas mayores es verdaderamente
positivo establecer y mantener relaciones sociales, situadas en el contexto de
la participación, la seguridad y la salud.
Hay que tener presente que la soledad
es uno de los grandes enemigos del bienestar. Las dificultades asociadas a la
vida de los mayores hacen que sea frecuente encontrar personas que pasan gran
parte del día solas. Los demás andamos demasiado atareados para pasar tiempo
con ellos. En este sentido, las relaciones en el seno de la familia son
muy importantes, ya que implican a las personas mayores como cuidadoras y como
cuidadas. También en este sentido será importante que las
personas mayores tomen un papel activo en este área. No esperes sentado en casa
a que tus amigos y familiares te llamen o te pasen a ver. Hacerse responsable
de las relaciones sociales será una actividad más de tu agenda. Llama
a tus familiares o pide ayuda en algún asunto. Encarga una cena o apúntate a
las actividades del barrio.
¿Qué importancia tiene la
actividad mental?
Otro aspecto fundamental para las
personas mayores es el de mantener una actividad mental frecuente. Son muchas
las personas que después de la jubilación dejan por completo de realizar
actividades que impliquen la activación mental: concentración, memoria,
capacidad de cálculo, entre otros. Sin embargo, está demostrado que la
inactividad mental contribuye claramente al deterioro de la mente en personas
mayores. Por este motivo será fundamental que reservemos parte del día
para sumergirnos en actividades que requieran actividad mental: jugar a las
cartas, aprender alguna poesía o hacer cuentas con nuestros ahorros y los
gastos diarios. La memoria suele sufrir grandes variaciones con la
edad, siendo la memoria a corto plazo la que más se afecta. Es común
que las personas mayores recuerden con mayor nitidez algunas escenas de hace
varios años que lo que hicieron ayer.
Las relaciones sociales diarias te
ayudarán a mantener la memoria a corto plazo, porque te obligarán a estar en
contacto con el presente. En la sociedad existe una actitud negativa ante la
actividad sexual durante esta edad, que unida a la disminución de la autoestima
puede dar lugar al aislamiento en relación a la vida sexual. Por el contrario,
pese a las dificultades de interacción que pueden existir o no, la práctica de
la sexualidad sí es fisiológicamente posible y enriquecedora emocional y
afectivamente. Existen muchos factores que influyen en la actividad sexual de
las personas ancianas, como una razonable buena salud, interés por lo sexual y
el estado emocional y afectivo de la pareja. Generalmente la forma de
interacción sexual varía, dándose mayor importancia a aspectos cómo
ternura, intimidad corporal, afectividad y comunicación, a la vez que se
relativizan los contactos meramente físicos. Las conductas de carácter
sexual en personas mayores suelen ser un buen indicativo del buen estado
emocional de la persona.
¿Cómo puedo mantener el
bienestar emocional en la Tercera Edad?
Para conservar la salud emocional,
hay que tomar un papel activo en las decisiones que afectan a uno mismo. Es
importante, como en cualquier edad, que la felicidad dependa de nuestras
ganas de vivir y que sepamos encontrar significado a la vida y gastar tiempo
para conformar un entorno rodeado de los demás. Es favorecedor tomar
decisiones, decidir cómo se quiere vivir, cómo disfrutar del tiempo de ocio y
también cómo participar en las decisiones que afectan a nuestra salud. Cada
decisión tendrá unas consecuencias que influirán en la realidad, cambiando el
curso de las cosas y del entorno. La vejez no debe verse como una etapa final,
sino como una etapa de maduración del ser humano.
La espiritualidad se manifiesta en la
tercera edad como un principio de transformación personal e interpersonal, que
fortalece para resistir las dificultades de los últimos tiempos-
L espiritualidad en la adultez mayor,
tiene que ver con el bienestar psicológico de la persona en su relación con los
demás, con su propio crecimiento personal y el propósito que le de a su vida.
La
felicidad de las personas mayores depende más de una actitud positiva que del
estado físico
Una actitud positiva ante
la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud, según
una investigación desarrollada por la Universidad de California en San Diego.
El estudio pone de manifiesto que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a
las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento feliz, que las
mediciones tradicionales de salud y bienestar. Una nueva percepción del
envejecimiento que pone fin a la creencia de que el buen estado físico es
sinónimo de un envejecimiento óptimo.
La
felicidad en la vejez depende más de una actitud positiva que de la salud que
se tenga, señala un estudio realizado por el Sam and Rose Stain Institute for
Research on Aging (SIRA), perteneciente a la Universidad de California en San
Diego. El estudio llama la atención por la inusual consideración de criterios
subjetivos para evaluar el estado del envejecimiento.
En esta investigación se examinó a 500 voluntarios de edades comprendidas entre
los 60 y 98 años, que vivían independientemente y que habían padecido diversas enfermedades,
como el cáncer, fallos cardiacos, diabetes, problemas mentales u otro tipo de
disfunciones.
Tal
como explica al respecto la revista Medicalnewstoday, a los
participantes en el estudio se les pidió que evaluaran su envejecimiento en una
escala del 1-10, siendo 10 un grado de buena calidad de vida en la vejez.
La media de esta valoración entre los encuestados fue de 8.4, lo que desvela la
actitud positiva dominante respecto a cómo vivían su envejecimiento. Menos del
10% de los entrevistados asociaban la calidad de su envejecimiento con el
estado de salud corporal.
Lo más sorprendente de los resultados obtenidos, sin embargo, fue que los
voluntarios más optimistas –aquellos que pensaban que estaban envejeciendo
bien- no siempre coincidían con los que tenían mejor salud.
Ver
con buenos ojos la vida
La
investigación, llevada a cabo por el profesor Dilip Jeste, de dicha
Universidad, y sus colegas, señala que el optimismo y la actitud de “hacer
frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento
exitoso que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Es decir, que el
estado físico no es sinónimo de un envejecimiento óptimo. Por el contrario, una
buena actitud es casi una garantía de un buen envejecimiento.
Suele considerarse normalmente que una persona “envejece bien” si tiene pocas
dolencias o si sigue manteniendo más o menos sus facultades, si bien no existe
un consenso en la comunidad médica a la hora de definir con exactitud lo que
puede entenderse como un envejecimiento adecuado.
Este estudio demuestra que la percepción que se tiene de uno mismo puede ser
incluso más importante que el estado físico, a la hora de considerar que el
envejecimiento se está desarrollando adecuadamente. La salud física ha dejado
de ser de esta forma el mejor indicador de un envejecimiento adecuado, según
este estudio.
Otra
conclusión que se desprende de este estudio es que la preocupación de las
personas que adentran en edades avanzadas no debe centrarse tanto en el estado
de salud como en el cuidado y cultivo de actitudes positivas, ya que estas
actitudes pueden ser más importantes que el estado de salud corporal para
alcanzar el envejecimiento adecuado.
La investigación también ha demostrado que la
gente que pasa algo de tiempo cada día socializándose, leyendo o participando
en otras actividades de ocio, tienen un nivel de satisfacción más alto en la
vejez.
Los resultados de esta investigación no han sido publicados todavía, pero
fueron dados a conocer en la asamblea anual de la American College of Neuropsichopharmalogy, celebrada esta semana en Waikoloa, Hawái.
La ACNP, fundada en 1961, es una organización profesional de más de 700
científicos, entre los que se encuentran tres premios Nobel. Su misión es
prevenir enfermedades del sistema nervioso mediante el estudio del cerebro.
Buen estado de salud mental
Dilip V. Jeste, artífice de esta
investigación, es profesor de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de
California. Está especializado en geriatría psiquiátrica y es el editor del American Journal of Geriatric Psychiatry.
Además, Jeste es jefe de la División de Geriatría Psiquiátrica de la mencionada
Universidad y participa en numerosas actividades de investigación, preparación
y cuidado de pacientes de la tercera edad. En una entrevista publicada el
pasado septiembre por Medscape, explica entre otras cosas los mecanismos
que permiten un envejecimiento exitoso.
Junto a su colega Gregory Stain en el Sam and Rose Stain Institute for Resarch
on Aging (SIRA), también perteneciente a la universidad de California en San
Diego, Jeste ha desarrollado otras investigaciones entre las que destaca un estudio sobre la misma temática.
En este estudio participaron 1.000
voluntarios sénior que viven en California, los cuales rellenaron un completo
cuestionario acerca de su nutrición, su historial médico, hábitos de ejercicio
y, en general, su estilo de vida. Asimismo, muchos de esos participantes
facilitaron muestras de sangre para que se pudiera conocer su estado de salud.
Los primeros resultados de este estudio señalan también que un mal estado
físico no tiene por qué desembocar en un envejecimiento negativo.
A partir de estos resultados, Jeste y se
equipo pretenden continuar analizando las causas de las diferentes percepciones
sobre el envejecimiento, ya que estudios previos han demostrado que el
mantenerse activos y el realizar ejercicio físico habitualmente ayuda también a
envejecer en buen estado corporal y mental.
Otra prometedora área de investigación en la
que el Jeste y el SIRA pretenden profundizar es la del cerebro, puesto que
diversos estudios han adelantado ya que puede que haya neuronas que sí se
regeneran, a pesar de la edad.
De esta manera, Jeste pretende descubrir por
qué hay personas que, con 80 ó 90 años de edad siguen perfectamente activas,
tengan o no achaques, y de qué depende el estar bien la mayor parte de tiempo
que podamos de nuestra vida.
Material: Dr. Galo Gálvez